Si estás planeando unas vacaciones en Sicilia, no olvides hacer una parada en Siracusa: aquí podrás admirar algunas de las bellezas italianas más envidiadas del mundo, tanto desde el punto de vista paisajístico como cultural. En particular, hoy nos centramos en la hermosa isla de Ortigia.
Es un pedazo de tierra de sólo 1 kilómetro cuadrado de tamaño, donde se encuentra la parte más antigua de Siracusa, por lo que se considera el verdadero centro histórico de la ciudad siciliana. Ortigia emerge de las aguas del Mar Jónico a lo largo de la costa oriental de Sicilia, a unos pocos cientos de metros del continente. La isla está permanentemente conectada por dos puentes que también se pueden recorrer en coche, pero es importante señalar que muchas de las calles del país se encuentran dentro de una gran zona ZTL, por lo que muchos turistas prefieren visitar Ortigia a pie o utilizando el servicio público adecuado (hay un autobús que recorre la isla).
¿Por qué esta pequeña perla siciliana merece ser explorada? Aquí encontrarás espléndidos edificios de diversas épocas, que remontan su historia a la época griega. Los restos de algunos templos importantes permanecen en la memoria de un momento histórico en el que la isla adquirió su importancia. El más famoso, el templo de Atenea (construido en el siglo V a.C.), ahora tiene sus columnas y base escalonada incorporada en la más moderna Catedral de Siracusa, construida en el’600 en el estilo barroco. Este imponente edificio se encuentra en la homónima Piazza Duomo, que junto con Piazza Montalto es uno de los centros neurálgicos de la isla.
También hay numerosos edificios religiosos, entre los que destaca la Iglesia de Santa Lucia alla Badia: un bello edificio barroco, que formó parte de un convento de monjas, ha sido desconsagrado durante varios años y alberga una espléndida obra de arte de Caravaggio, el Entierro de Santa Lucia. Entre las muchas bellezas arquitectónicas que se pueden visitar se encuentra sin duda el castillo de Maniace, que se encuentra en la punta extrema de la isla, considerado en su día una posición estratégica para vigilar lo que estaba ocurriendo en mar abierto.
Por último, una paseo por el maravilloso acuario tropical de Siracusa, dividido en varios tanques, peces tropicales de todo el mundo: visitar el acuario es una experiencia maravillosa para los niños. Y al final del recorrido, se sale justo delante de la fuente de Aretusa, un espejo de agua dulce que recuerda un famoso mito griego. Aquí crecen las plantas de papiro – el papiro de Siracusa es uno de los dos únicos papiros existentes en Italia.