La mujer de la cabaña 10 navega por Noruega, Escocia y Dorset

La nueva película The Woman in Cabin 10, un thriller psicológico que ya está disponible en streaming, nos sumerge en un mundo de misterio y peligro en alta mar. Basada en el exitoso libro de Ruth Ware, la historia sigue a la periodista Laura Blacklock, interpretada por Keira Knightley, quien se embarca en un lujoso viaje en un superyate por los fiordos de Noruega. Sin embargo, la trama da un giro inesperado cuando Laura es testigo de un acontecimiento aterrador que la lleva a cuestionar la realidad que la rodea. ¿Qué pasará cuando el mar, en vez de ser un escenario de ensueño, se convierta en un campo de batalla personal?

En este artículo, exploraremos los fascinantes lugares donde se filmó The Woman in Cabin 10, desde la costa de Dorset en Inglaterra hasta los impresionantes paisajes de Noruega y Escocia. Cada uno de estos escenarios no solo añade profundidad visual a la película, sino que también juega un papel crucial en el desarrollo de la historia.

Portland y la costa de Dorset, Inglaterra

La película comienza en Portland Harbour, un puerto artificial en la costa de Dorset. Este lugar, reconocido como uno de los mayores puertos hechos por el hombre en el mundo, se utilizó como telón de fondo tanto para el puerto de embarque como para el océano en la historia. El director Simon Stone destaca que el puerto fue construido para proteger los ejercicios de la Marina Británica, lo que lo convierte en un entorno ideal para simular la navegación en alta mar.

El equipo de filmación aprovechó las características del puerto, permitiendo que las escenas se filmaran en condiciones controladas. Esto no solo ofreció una estética impresionante, sino que también garantizó la seguridad del equipo y los actores. Al respecto, Stone menciona: “Siempre estábamos atentos al clima y si podíamos salir del puerto, lo hacíamos. Así conseguimos esas tomas épicas del yate en un entorno extraordinario”.

El superyate: Aurora Borealis

Para dar vida al superyate en la película, el equipo de producción examinó varios yates antes de seleccionar el Aurora Borealis. Este proceso involucró la colaboración con un corredor de yates para encontrar la embarcación con la estética adecuada y que permitiera la filmación a bordo. Stone enfatiza la importancia de ser cuidadosos, dado el alto valor del yate: “No podíamos llevar equipo pesado a bordo, todo tenía que ser portátil”. Esto planteó desafíos únicos para la cinematografía.

Además, la diseñadora de producción Alice Normington tuvo que equilibrar los elementos de diseño entre la embarcación real y los sets construidos en los estudios. La intención era que el yate fuera un personaje por sí mismo, contribuyendo a la atmósfera oscura y opresiva de la narrativa.

  • La ambientación del yate se diseñó para ser menacing y elegante.
  • Se realizaron cambios mínimos en el yate real para mantener la continuidad.
  • Las escenas de acción más intensas se filmaron en el propio yate.

Hjørundfjorden, Noruega: la belleza de los fiordos

Una parte fundamental de la filmación se llevó a cabo en los fiordos de Noruega, específicamente en Hjørundfjorden. La propiedad del yate permitió al equipo de producción filmar escenas de exteriores, lo que resultó ser una experiencia impresionante. Según Stone, los propietarios del yate no cobraron por permitirles filmar, lo cual fue una oportunidad extraordinaria.

El fjord, conocido por su belleza abrumadora y su atmósfera casi mágica, se convirtió en un escenario perfecto para reflejar la tensión psicológica de la trama. “Elegimos el fjord que consideramos más impresionante y opresivo para la historia”, explica Stone, destacando la colaboración entre el equipo de filmación y la tripulación del yate para capturar la esencia del lugar.

Glen Affric, Escocia: un entorno remoto y deslumbrante

La secuencia climática de la película se filmó en Glen Affric, Escocia. Este lugar, conocido por su naturaleza virgen y sus paisajes impresionantes, proporcionó el telón de fondo perfecto para la gala que se presenta en la película. Normington menciona que, aunque el entorno era remoto y complicado de acceder, “valió la pena cada minuto” por la belleza que ofrecía.

El equipo debió lidiar con condiciones climáticas cambiantes, lo que contribuyó a la autenticidad de la filmación. “El clima en Noruega y Escocia es implacable; la lluvia puede aparecer en cualquier momento”, afirma Stone, resaltando la experiencia compartida del elenco y el equipo durante el rodaje.

Shepperton Studios: el corazón de la producción

Además de las locaciones externas, algunos de los sets más importantes fueron construidos en los Shepperton Studios, situados en las afueras de Londres. Aquí se recrearon espacios clave, como la oficina de Laura y el enfrentamiento final entre ella y Richard. Normington destaca que, a pesar de que algunas escenas fueron creadas a través de efectos visuales, la integración fue tan fluida que resulta difícil distinguir entre lo real y lo digital.

La atención al detalle fue crucial en la creación de estos sets. “Queríamos que el yate se sintiera como un personaje en la historia, transmitiendo tanto amenaza como sofisticación”, señala Normington. Esto llevó al equipo a usar iluminación y colores específicos para acentuar la tensión en la narrativa.

La experiencia de filmar en alta mar

Filmar en un yate y en el mar presenta desafíos únicos. La sensación de claustrofobia y vulnerabilidad se intensifica en un espacio confinado, como un barco, donde cada movimiento puede tener consecuencias. Stone reflexiona sobre esta experiencia: “Los barcos pueden sentirse como prisiones, pero también son refugios. En la película, esto se convierte en una fortaleza que reprime a Laura”.

El equipo enfrentó largas jornadas de filmación en el mar, a veces durante 14 horas continuas. Este compromiso con el entorno natural no solo ayudó a dar autenticidad a la película, sino que también unió al elenco y al equipo en una experiencia compartida de resistencia.

El rodaje de The Woman in Cabin 10 no fue solo un proyecto cinematográfico; fue una inmersión en paisajes impresionantes que enriquecen la narrativa y la convierten en una experiencia visual inolvidable. Con cada localización, la historia no solo cobra vida, sino que también transporta al espectador a lugares que son tanto hermosos como inquietantes.

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