Boda con aroma a lavanda en un château de Cannes

La planificación de una boda puede ser una tarea abrumadora, especialmente cuando se trata de un evento de destino. Sin embargo, cuando hay amor, pasión por los viajes y una buena dosis de creatividad, el resultado puede ser una celebración mágica e inolvidable. Este es el caso de Jennifer y Peter, quienes transformaron su visión de una boda en la hermosa Costa Azul de Francia en una realidad llena de detalles encantadores y significativos.

La pareja, que se conoció en una aplicación de citas en 2018, descubrió rápidamente que compartían no solo una conexión romántica, sino también una profunda afinidad por la exploración de lugares únicos. Tras un inolvidable viaje de esquí en Canadá, donde Peter propuso matrimonio, decidieron que una boda de destino sería la mejor manera de celebrar su amor. Con una historia de viajes familiares a cuestas, sabían que querían crear experiencias inolvidables para sus seres queridos en un lugar especial. Aquí, exploraremos cómo lograron llevar a cabo su boda con aroma a lavanda en un château de Cannes.

Déjate guiar por tus pasiones

Durante su compromiso, Jennifer había estado trabajando con un grupo hotelero en Monte Carlo. Gracias a sus viajes de trabajo a esta elegante ciudad, desarrolló un profundo aprecio por la Riviera Francesa, lo que despertó en ambos el deseo de casarse en ese bello entorno. En su visita a la región, se dejaron llevar por la fantasía de una boda a la orilla del mar, lo que rápidamente se convirtió en su fijación.

Comenzaron a investigar diferentes lugares y a pensar en las posibles actividades que sus invitados podrían disfrutar en Monte Carlo, Niza y otras ciudades cercanas. Jennifer se sintió emocionada al imaginar cómo podría ayudar a sus seres queridos a tener una experiencia memorable en esta parte del mundo que tanto adoraba.

No temas cambiar de ubicación

En una de sus visitas a la región, Jennifer exploró un posible lugar para la boda: un club de playa cercano a Mónaco. Aunque era un lugar rústico, tenía un encanto que lo hacía especial. Sin embargo, tras consultar a varios planificadores de bodas, decidieron seguir el consejo de Chloé Atlan, quien les recomendó explorar otras opciones más alineadas con su visión.

Después de recibir una presentación de sugerencias de lugares, la pareja se sintió intrigada por las nuevas alternativas y programó otra visita para inspeccionar sus favoritos. Este proceso fue crucial para encontrar el lugar ideal que reflejara su estilo y deseo de una celebración inolvidable.

Confía en tus instintos

Al visitar el Château de la Napoule, la pareja sintió instantáneamente que había encontrado el lugar perfecto. La belleza del château, combinada con su arquitectura gótica y vistas al océano, hizo que sus corazones latieran más rápido. “Fue una experiencia mágica, donde supimos que no había competencia”, comenta Jennifer.

Este lugar no solo ofrecía un entorno impresionante, sino que también contaba con múltiples espacios para celebrar diferentes momentos de la boda, todos inmersos en un paisaje natural deslumbrante. La posibilidad de disfrutar de la belleza del entorno sin sacrificar comodidad fue un factor decisivo.

Aprovecha las recomendaciones de proveedores

Para facilitar la planificación, la pareja utilizó una lista de proveedores recomendados por el château. Esto les permitió reducir la búsqueda y trabajar con profesionales de confianza. Entre sus proveedores, destacaron a Carole Sebban, la florista que creó impresionantes arreglos florales con rosas en tonos rojos, corales y rosas pálidos, creando un ambiente fresco y vibrante.

El objetivo del decorado era complementar la belleza natural del lugar y resaltar la cultura de la región. Jennifer expresó que quería que la decoración reflejara el entorno, evitando así espacios cerrados que ocultaran las vistas espectaculares.

Guía a tus invitados en sus aventuras locales

Para que sus invitados aprovecharan al máximo su visita, la pareja creó una sección en su sitio web de bodas donde ofrecían información sobre vuelos directos a Niza y opciones de transporte. También incluyeron recomendaciones sobre experiencias locales, tiendas y restaurantes, basadas en sus propias exploraciones.

  • Consejos sobre restaurantes que requieren reservaciones.
  • Actividades como la creación de perfumes en Fragonard.
  • Mercados locales donde se pueden encontrar productos frescos.

Además, aseguraron que hubiera opciones de alojamiento para todos los presupuestos, lo que permitió que cada invitado se sintiera cómodo y bienvenido.

Crea un ambiente alegre con una fiesta de bienvenida

La boda comenzó con una fiesta de bienvenida en Vilbrequin La Plage L’Ondine, un club de playa en Cannes. Jennifer deseaba que la celebración fuera relajada, manteniendo una decoración que honrara el entorno costero sin tratar de disfrazarlo. Utilizaron un esquema de colores cítricos que complementaba los muebles del club y pequeños ramos de lavanda como tarjetas de lugar para los invitados.

Honra tus tradiciones religiosas

La ceremonia incluyó varias tradiciones judías, como el uso del chuppah y la ceremonia de encendido de velas de Shabbat. Estos elementos aportaron un toque personal y cultural a su celebración, haciendo que la boda fuera un reflejo auténtico de su amor y raíces. Además, el hecho de que Peter, quien es DJ, pinchara música en la fiesta posterior, añadió un toque especial y familiar.

No subestimes el poder de una banda en vivo

La música en la boda fue un aspecto esencial, y la pareja optó por contratar a Vogue Live Band, un grupo con experiencia en actuaciones para eventos de alto perfil. Jennifer, que proviene de una familia de músicos, sabía que la música en vivo añadiría un ambiente festivo y dinámico a la celebración. La banda logró crear momentos memorables, mezclando clásicos y canciones contemporáneas, lo que hizo que la pista de baile estuviera llena de energía.

Disfruta de la gastronomía francesa, mais oui

La comida fue otro aspecto clave de la boda. La pareja decidió centrar su menú en la gastronomía local, optando por platos de temporada que representaban la esencia de la región. Servir bream, quesos locales y frutas frescas no solo deleitó a los invitados, sino que también celebró la rica cultura culinaria de la Riviera Francesa.

Como postre, los huéspedes disfrutaron de un delicioso pastel de bodas cubierto de fresas y se llevaron consigo una bolsa de dulces típicos franceses, como madeleines, para recordar su experiencia.

Fusión de culturas en la fiesta final

La fiesta culminante reflejó un ambiente festivo y acogedor, donde los invitados disfrutaron de comida reconfortante como hamburguesas y papas fritas. La celebración se extendió hasta altas horas de la madrugada, con fuegos artificiales que acompañaron la música de artistas icónicos. Fue un cierre perfecto para una boda que no solo celebró el amor de Jennifer y Peter, sino que también unió a sus familias y amigos en una experiencia única e inolvidable.

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